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viernes 11 de octubre de 2024 - Edición Nº2136

Entrevistas | 15 abr 2023

TUS RADIOS

“Estamos en los mejores lugares del mundo para hacer cebada cervecera de alta calidad”

Juan Bautista Iriberri, al frente de la reconocida firma de servicios al productor agropecuario, marcó como trascendental la llegada de ese cultivo en los últimos años al campo necochense y los desafíos del sector en plena crisis económica. Egresado de la UBA en diseño audiovisual y apasionado por la música y los trenes, encontró de grande en la empresa familiar su camino profesional sin saber “diferenciar un grano de trigo de un grano de cebada”


El sector agropecuario es uno de los motores económicos más importantes del país, pero, entre retenciones y su injerencia en el precio del dólar, también se ha transformado en uno de los más apuntados por el Ministerio de Economía. Juan Bautista Iriberri, al frente de la reconocida firma de servicios al productor agropecuario Juan Leoncio Iriberri SCA -fundada por su padre-, resaltó que también una crisis genera oportunidades para nuevos negocios. “Podés quejarte o podés buscar la parte positiva. Cuando a Guillermo Moreno -exSecretario de Comercio Exterior- se le ocurrió prohibir la exportación de trigo (hace una década) mucha gente lloraba porque no podía vender, ‘qué hacemos ahora’, decía. Y acá en Necochea, que estámos en los mejores lugares del mundo para hacer cebada cervecera de alta calidad, no sembrábamos ni una hectárea. Lo probamos y una vez que lo probamos, nos dimos cuenta de que no debíamos depender sólo del trigo, puedo hacer cebada o ambos. Esta es una oportunidad, vamos por acá…”, sintetizó Iriberri. Muchas veces la economía argentina, siempre cambiante respecto de las reglas de juego, condiciona al empresario. “Son medidas ridículas que generan cosas positivas. Es una locura, pero termina siendo divertido. Tengo conocidos que están viviendo en Francia o en Suiza, con empresas, y quizás están aburridos que es siempre lo mismo, acá es como todo lo contrario. Tenemos siempre un desafío. Por eso digo de tratar de ver la parte positiva de algo que en principio parece una mala noticias”, valoró.
Incluso dejando el pasado y leyendo las tapas de los diarios, el dólar versión agro es otra medida que espera mejorar las reservas del Banco Central y condiciona el mercado. “Hoy, hables con quien hables, nadie sabe lo que valen las cosas porque no hay referencia. La medida del dólar agro era para incentivar las ventas y la verdad es que no se ha vendido nada… es la semana de menos ventas en el comercio argentino en los últimos 50 años. Nadie sabe dónde está parado. Estamos mirándonos las caras esperando qué se define”.

"La medida del dólar agro era para incentivar las ventas y la verdad es que no se ha vendido nada…"


En el andén
Pero a pesar de su actual experiencia, Juan Bautista no se involucró de chico en la empresa familiar.  A veces no nos animamos a subirnos al tren a la primera oportunidad, pero, refutando el dicho popular, podemos esperar y encontramos con que el tren pasa más veces por la misma estación. “De adolescente tenía otra idea, me gustaba la música, el rock and roll, tocar la guitarra. Me gustaba filmar y hacer videos. La electrónica”. Así fue como tras egresar de la Técnica 3 ubicada entonces en la villa balnearia, cursó en la Universidad de Buenos Aires y se recibió en la carrera de diseño de imagen y sonido, en la Facultad de Arquitectura. Pero después de algunos trabajos audiovisuales en Buenos Aires y también en México gracias a un tío, los caminos, las vías, lo llevaron a otros horizontes y hasta encontrarse por primera vez con la cebada… con la cerveza en un pub de Irlanda. “Quería aprender inglés. Había estudiado en un colegio bilingüe, pero no me acordaba nada y cuando me hice grande me di cuenta de que lo necesitaba. Me fui seis meses a Irlanda, a trabajar”, compartió. Después de algunas desilusiones y que lo echaran luego de apenas tres horas de trabajo como mozo, frustrado por no poder hablar el idioma y con los ahorros por terminarse, finalmente encontró su lugar en uno de los bares más exclusivos de Irlanda, gracias a un jefe de origen vasco como él. “Se llamaba Zigor Goicoechea. Su nombre significa látigo en euskera. Pero me tomó a prueba y fui escalando, de recolector de vasos, a mozo. Aprendí el trato con la gente, empecé a relacionarme con un equipo, como dirigirme, cómo estaba armada la estructura porque era un bar de 100 empleados. En cuatro meses vi toda la estructura de la empresa y aprendí cómo funciona. A mi me sirvió un montón. Un bar en Irlanda, es como un pozo petrolero en Arabia Saudita, es el negocio del país. Me permitió un roce que hoy me sirve para el día a día. Viajando uno descubre el mundo, cosas increíbles y lo lindo que es el lugar que uno vive, que no lo valora”, remarcó.

Subirse al tren 
Al regreso de esa experiencia europea, finalmente comenzó a involucrarse con la empresa fundada por su padre en 1966 y que está orientada fundamentalmente a brindar servicios al productor agropecuario, desde la comercialización, la venta de insumos y también con planta acopiadora de cereales. “Me dieron ganas de venir a Necochea y ver qué onda era esto de la empresa familiar que siempre habían querido que estuviera y nunca me había involucrado en lo más mínimo. Parece que era el momento y me empecé a interesar. Justo sucedió en un momento que la comercialización de trigo estaba muy complicada y ese era el principal cultivo que trabaja la empresa familiar y que trabajaban todas las empresas familiares de la zona… esos impedimentos que surgieron, dieron la oportunidad de algo nuevo, empecé a investigar lo que era la cebada, fui generando un nuevo espacio de negocios que es hoy el más importante que tiene la empresa. Y que es lo que más me motiva. La empresa sigue trabajando con otros cultivos, pero ese es el nicho que nosotros más explotamos y es el que estamos más especializados… así me fui enganchando con la cebada, con las cerveceras, será porque me gusta la cerveza también será… pero estoy enganchado desde hace unos cuantos años, más de 15 dedicado a eso. Fue un proceso, se fueron dando las cosas. Seguramente la relación con mi padre…somos personas de mucho carácter... toda la familia tiene mucho carácter, mi hermana, mi mama… no hay ningún blando… seguramente que cuando yo aparecí con un poco de ganas, mi papá ya estaba con ganas de dejar… eso hizo que tengamos menos rozamientos, si él hubiera estado, si hubiera sido antes, hubiera sido muy traumático para él y para mí.  Arranqué de grande, de cero, sin ningún conocimiento, no podía diferenciar un grano de trigo de un grano de cebada. Encontré algo que me enganchó mucho. Puede decirse que en Irlanda me terminé de enamorar de la cerveza y en Argentina me terminé de enamorar de la cebada cervecera”.

"Puede decirse que en Irlanda me terminé de enamorar de la cerveza y en Argentina me terminé de enamorar de la cebada cervecera”.

Transcontinental
De alguna manera, otra “herencia” familiar, así como la empresa, fueron sus raíces vascas y con ellas el vínculo con el Centro Vasco, una de los instituciones deportivas, culturales y sociales más importantes de Necochea y la región. “Yo aprendí a caminar en el Centro Vasco.  Es una casa. Eso significa Euzko Etxea, Casa de los Vascos. Y en la entrada hay una frase que dice, “El que entra aquí está en su casa”. Realmente es una casa, estamos todos unidos y disfrutamos de las tradiciones vacas y lo siento como mi casa. Si se rompe un vidrio, me preocupa de la misma manera como si fuese mi casa…creo que todos sienten eso y por eso es lo que es hoy. Cuando vemos otros Centros Vascos del país o clubes con dificultad, (entendemos que), el Centro Vasco de Necochea goza de buena salud principalmente por la gente, por el amor que tiene y por la dedicación…soy un enamorado del Centro Vasco. El vínculo mío ha ido cambiando durante el tiempo. Yo aprendí a caminar en la cancha de pelota paleta pero no jugaba a la pelota paleta. Mi papá cuando me decía vení a jugar conmigo yo le decía ‘no, es un deporte de viejo, no me interesa’. Y cuando mi papá no me dijo nunca más que venga, fui y empecé a jugar, eso fue hace 10 o 15 años. En una época tocaba la Trikitixa, que es un acordeón. Se empezó a enseñar y me gustó. Siempre encuentro algún nicho para vincularme (con el Centro Vasco). Hoy es la pelota, quizás dentro de 20 años te digo me dedico a la cocina vasca”.

"El Centro Vasco de Necochea goza de buena salud principalmente por la gente, por el amor que tiene y por la dedicación…soy un enamorado del Centro Vasco"

 

Vagón panorámico
Animarse a la Trikitixa no fue su único vínculo musical tras aquellas aspiraciones de juventud. Por el contrario, la música está muy presente en su familia y en su vida. “Toco la guitarra con mis hijos en casa. Cada tanto se me da por armar una banda, lo hice con mis amigos, hicimos en una época una banda de pelotaris con el “Pollo” (Ismael) Suárez y tocábamos en algunas fiestas … Seguramente algunas otras cosas aparecerán. Mi mujer toca el saxo en la banda que formó (Juan Carlos) Gesualdi… la música siempre esta en casa, mi hijo agarra la armónica, el otro los tambores, siempre hay como una energía musical que viene de mi familia, de mi papa y mi mamá que tenían ancestros muy musicales”. 
Y con la carrera en artes audiovisuales que estudió, también coquetea en los ratos libres. “Me da por hacer algunos cortos. Para el Centro Vasco estamos haciendo una serie que se llama las Leyendas del Centro Vasco Necochea, donde tomamos personajes del Centro Vasco y queremos que quede un registro histórico con charlas. Es un hobby que me gusta, pero estoy feliz con lo que estoy haciendo con el laburo que hago. Cuando uno está enamorado de lo que hace, lo hace mejor porque le pone toda la energía”.
Cuestionado sobre si dispusiera de tiempo y sin tener que preocuparse por lo económico, no dudó en revelar su otra pasión: “Viajar y sobre todo viajar en tren. Soy un loco de los trenes”. Y ese amor no es platónico o de entre casa, sino que no dudó en este caso en subirse al tren. “Cuando cumplí 21 años, cuando pude salir del país, lo primero que hice fue irme en tren a Machu Picchu desde Quequén, viajando hasta en trenes de carga”. Y en la actualidad, lo hace acompañado por su mujer y sus hijos. “Con la familia fuimos de Córdoba a Rosario en camarote, con toda una logística para poder conseguir pasaje… me tomaría el Expreso de Oriente, el Transiberiano… iría de California a Nueva York que es una o dos semanas viajando. Me encantaría y lo voy a ir logrando. De a poco conocer el mundo entero viajando en tren”.

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