Tucumán fue el escenario de un nuevo banquete de La Renga y el paso de la banda dejó una jornada épica con todos los condimentos de la vieja mística roquera frente a 16.000 personas: fanáticos de todo el país, previas en las calles, pogos, banderas y agite en un Club Central Córdoba donde no cambia un alfiler en la noche del sábado.

Desde muy temprano las calles y las plazas de Barrio Sur se vieron convulsionadas por el aluvión de fieles de la banda que llegaron desde distintos puntos del país. El boulevard de la Bernabé Aráoz y la plaza Belgrano fueron uno de los lugares elegidos para la previa. Los fanáticos desplegaron banderas, instalaron los puestos de ventas callejeros de remeras, choripanes y cervezas mientras crecía la expectativa en un ritual con toda la vieja liturgia roquera: encuentros, tragos compartidos y cantos. Mucha pasión y un poco, por qué no, de fisura: la cosa sana. El rock en su máxima y vital expresión. 

En las calles aledañas al club el agite se hizo sentir con banderas que daban cuenta de la presencia de la grey de la banda y una fidelidad a prueba de cualquier distancia: Ciudad Evita, Laferrere, Berisso; mucho conurbano bonaerense, pero también del norte argentino como La Rioja, Salta y Catamarca. Más allá de las frases y la iconografía de La Renga, los trapos revelaron gran maradoniana con la icónica frase del ídolo y frases como “Siempre Pelusa, Nunca Peluca”, en clara alusión al presidente Javier Milei; quien suele hacer uso y abuso proselitista de “Panic Show”, uno de los grandes himnos de la banda. Se entiende la motivación del extractivismo libertario: la banda expresa una cultura comunitaria popular, rebelde y antisistema que es difícil de encontrar en otros lados en estos tiempos.

La banda está en plena gira nacional y cerrará el año tocando en la ciudad de Necochea, el 28 de diciembre

Alentados por el clásico “Vamos La Renga con huevos vaya al frente…” la banda saltó al escenario alrededor de las 22 ante un campo repleto del club Central Córdoba. El repertorio hizo especial énfasis en las canciones de la banda sonora de la película documental “Totalmente poseídos” que registra el viaje de la banda por el país. También hubo un momento emotivo marcado por el homenaje al recientemente fallecido bajista de Vox Dei Willy Quiroga con la versión del clásico de la banda “Total qué”. Y tampoco faltaron los grandes clásicos como “A la carga mi rocanrol”, “balada del diablo y la muerte”, “El final es donde partí”, “El Rebelde” y un cierre bien arriba con “Hablando de la libertad”. Las visuales acompañaron con una marcada estética rutera y lisérgica en las animaciones donde hubo una referencia a la Casa Histórica que no pasó desapercibida para el público local.

Horas después del show, la manija todavía era evidente entre los que arrancaron a José Cuervo para continuar la velada y los cuerpos empachados de rock que siguieron de caravana por las calles de Barrio Sur hasta altas horas. A todas luces, una jornada épica de mística rockera que quedará en el recuerdo de miles de almas convocadas a la fiesta.