La semana pasada, una expedición de la agrupación Eslabón Perdido pudo dar con la localización exacta del submarino hundido en proximidades de la localidad de Necochea a 4 kilómetros de la costa y 28 metros de profundidad. Si bien restan realizar varias pericias con el material recabado por los expertos, el periodista e historiador Abel Basti, fundador de Eslabón Perdido, reveló detalles de la investigación sobre el naufragio en Costa Bonita y el contexto histórico de un descubrimiento de repercusión mundial durante una extensa entrevista en la mañana de K2 Radio.

Después del hermetismo y cierta pasividad de los organismos del Estado argentino ni bien trascendió el descubrimiento de los restos tres años, Basti valoró que “Hasta ahora teníamos restricción absoluta y es la primera vez que nos permitieron estar en la zona”. 
Esto abrió nuevos caminos para los investigadores, que sin objetivos de lucro y simplemente por pasión venían bregando por echar luz a un tema muy discutido de nuestra historia: el salvoconducto a jerarcas nazis luego de la Segunda Guerra Mundial.
“Salvo dos submarinos alemanes que se rindieron en Mar del Plata, ningún otro en forma fugitiva había sido documentado oficialmente en la Argentina”.

Basti, oriundo de Bariloche, comenzó su investigación hace muchos años, luego de conocerse que el jerarca nazi Erich Priebke estaba viviendo en esa ciudad como un ciudadano más, con otra identidad. “Al tener un caso tan conmocionante en la ciudad, comenzaron a surgir rumores y comentarios diferentes a los que se contaron en la historia oficial”, recordó sobre sus motivaciones que lo llevaron a recuperar fotos, cartas, documentos oficiales e incluso evidencia de que Adolf Hitler pasó sus últimos días en el país, al igual que muchos otros líderes del nazismo. “La prueba más tangible es un casco hundido a 28 metros de Necochea”, lanzó Basti.

Así nació Eslabón Perdido, buscando pruebas de ello en la costa bonaerense. Y todo indica que se hallaron. “Las pericias dicen que es un submarino alemán modelo transoceánico clase 9. Los expertos dicen que fue detonado, que hubo cargas explosivas. El corte que tiene los hierros no es compatible con el daño que provoca el mar”.

La controversia sobre el rol del Estado post Segunda Guerra Mundial e incluso hoy genera sospechas de un encubrimiento, como en otros países. “Ningún submarino nazi pudo llegar a la Argentina sin un acuerdo con los Aliados que tenían dominio del Atlántico”, apuntó Basti sobre el pacto entre estadounidenses y nazis tras la guerra, por el traslado de tecnología y divisas a occidente. “El país que más nazis recibió fue Estados Unidos, pero todos los países de América recibieron nazis, miles. Todos los gobiernos de occidente estaban al tanto. También los círculos de poder. Era un secreto a voces. Todos los servicios secretos del mundo estaban al tanto”. Y sin dudas Puerto Quequén pudo tener un rol en ese contexto: “Es uno de los puestos más importantes del país. Es impensado que el estado argentino no supiera de ese navío. Pero no fue registrado oficialmente, todos lo saben, pero nadie lo afirma.

“La escena del naufragio fue contaminada sin lugar a duda”

Sobre la implicancia histórica de una confirmación de este tipo, opinó que “Las evidencias permiten llegar a un cuadro mas grande. Si los gobiernos van a admitir que hubo un escape es otra historia… es una decisión de los gobiernos”. Y en ese sentido, deslizó que hay palos en la rueda al referir que en esta nueva investigación sorpresivamente en el naufragio “se halló material nuevo, sin algas o restos marinos que se adhieren con el tiempo… como si algún barco de la armada estuvo operando en enero de este año… la escena del naufragio fue contaminada sin lugar a duda”.
Y en ese sentido, tras el descubrimiento, entendió que “Hay mucho que tiene que hacer el Estado y no hizo. Es como tener un muerto en el jardín y no hacer nada…”

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