Espectáculos | 8 feb 2024
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Llega a los cines Bob Marley: One Love, la biopic de la leyenda del reggae
El director, los actores y la familia del músico jamaiquino reviven el rodaje del esperado nuevo film que se estrena el 15 de febrero en Argentina
FOTO: CHIABELLA IMAGES/PARAMOUNT PICTURES
Durante el rodaje de una escena de Bob Marley: One Love, Kingsley Ben-Adir de pronto escuchó: “¡Corten!”. Ziggy Marley, uno de los hijos de la leyenda del reggae, estaba presente en el set, en Jamaica, y tenía algo que decir. Le explicó al actor que su padre nunca hubiera caminado de esa forma. “Estaba subiendo una escalera y le dije: ‘Escuchá, cuando Bob sube, lo hace de a dos escalones’”. Meses más tarde, en Nueva York, Ben-Adir recrea aquel movimiento, levantando las rodillas casi hasta el mentón. “Todo el mundo me mostraba cómo Bob lo hubiera hecho —cuenta—. Tuve que estar dispuesto a ese tipo de cosas, repitiéndome: ‘Esto me sirve, esto me sirve para encontrarlo’”.
Desde la muerte de Bob Marley, hace 43 años, su familia convirtió a la leyenda en una empresa altamente redituable, vendiendo de todo: desde marihuana hasta auriculares. Lo único que faltaba era la biopic, que de acuerdo con Ziggy ya había sido conversada anteriormente, pero quizás era demasiado pronto para él y su familia. “Como seres humanos en su madurez —dice—, creo que entonces no estábamos a la altura del proyecto”. Pero hacia 2018, la familia decidió tomar las riendas. “Siempre nos traían propuestas, pero en este caso las llevamos nosotros. Esa fue la gran diferencia”, explica.
El 14 de febrero (el 15 en Argentina) se estrenará Bob Marley: One Love, una biopic poco convencional en el sentido de que podría llegar a confundir o agradar a los fans. Empezando por el período específico de la vida de Marley en el que se enfoca: desde el intento de asesinato en 1976 hasta sus dos años de exilio en Londres, la grabación del disco Exodus y su regreso a Jamaica en 1978 para un concierto que ayudaría a aliviar las tensiones políticas en su país.
“No creo que a nadie le interesara hacer un relato desde la cuna hasta la tumba”, dice el director Reinaldo Marcus Green (Monsters and Men, King Richard). “Sentimos que esa ventana de tiempo encapsulaba mucho de la vida de Bob. Había de todo: convulsión política en Jamaica, una guerra, el intento de asesinato. Bob estaba en el centro de todo eso. No era una superestrella global, pero Exodus lo puso en el mapa. Lo que no te mata, te fortalece”.
Cuando lo convocaron para el papel, Ben-Adir, que es británico, pensó que no era la persona indicada. “Fue un razonamiento práctico”, dice Ben-Adir, quien mide casi un metro noventa. “Bob medía uno setenta. Yo soy barítono y no sé cantar ni tocar la guitarra. Tenemos en común que somos hijos de una pareja mixta”. Pero cuando se enteró de que Green sería el director y que la familia participaría de la producción, firmó. Luego pasó meses aprendiendo a transformarse en Marley todo lo posible. Con ayuda de entrevistas inéditas provistas por la familia, el actor estudió y transcribió el patois (dialecto jamaiquino) para evitar cometer los errores obvios. “Podría ser convincente para cualquiera en Estados Unidos, pero los jamaiquinos se darían cuenta”, dice. “Agarrarían cada puta palabra que diga”.
Durante las escenas musicales, lo que escuchamos es la voz original de Marley, pero Ben-Adir tomó clases de canto y guitarra para poder hacerlo también, aunque sólo se lo escuche en unos pocos pasajes, como la recreación de la zapada que derivaría en Exodus. “No querrías escucharme constantemente
—admite—. Destruí unos cuantos oídos por horas y horas”.
Green incluso llamó a Rami Malek para consultarle cómo había abordado a Freddie Mercury en Rapsodia Bohemia. “Me dijo: ‘En esa película fui por todo. Y (Ben-Adir) debería hacerlo también. Vos después le vas a encontrar el equilibrio’”, recuerda Green que le respondió. Ziggy Marley dice estar satisfecho con el trabajo del actor. “Capturó una profundidad realmente humana y conmovedora. Y también tocó algunos puntos graciosos. Lo hizo muy bien. No como una imitación, de una manera berreta. Hay algunas escenas mejores que otras, pero en general lo hizo con arte. Está interpretando a Bob, no está tratando de ser Bob. Nadie puede ser Bob. Este es un artista haciendo su obra”.
La banda de sonido fue un tema aparte. La película recrea dos conciertos fundamentales de esos años: Smile Jamaica, de 1976, y One Love Peace Concert, de 1978. En lo que podría ser una decisión polémica, Stephen, otro hijo de Marley, que trabajó como supervisor musical, contrató a músicos jamaiquinos jóvenes para regrabar varios temas de esos shows. Uno de esos músicos es Aston Barrett Jr., hijo del bajista de los Wailers y líder de la versión actual de la banda. “Fue hace mucho tiempo”, dice Stephen sobre las cintas de esos conciertos. “Tendríamos que haber tocado demasiado esas cintas para que sonaran bien en el cine”.
Con Ziggy como productor en Jamaica y Londres, One Love estuvo más supervisada que la mayoría de las biopics. Neville Garrick, director artístico del sello Tuff Gong y confidente de Marley, fallecido en noviembre último, también participó del proyecto. “Nosotros aportamos la cultura y la autenticidad”, dice Ziggy.
Como Ben-Adir en la escena de las escaleras, distintos actores del reparto recibieron regularmente correcciones sobre la ropa y los gorros que debían usar. “Había detalles pequeños como ‘Ella nunca hubiera usado la remera así’ o ‘¿Dónde está el brazalete que tenía siempre?’”, dice Lashana Lynch, que interpreta a Rita Marley, la esposa de Bob. “El brazalete era muy importante para ella, y me di cuenta de que no lo tenía en una escena y pensé: ‘Dios, tengo que acordarme de tenerlo siempre’. Todos los días era algo nuevo”.
Durante una escena en la que a Bob se lo ve bajando de un avión y subiendo a una limusina, a Green le dijeron que algo estaba mal. “Me avisaron que Bob jamás se hubiera sentado en el asiento trasero para que lo llevaran”, recuerda el director. “Sus hermanos son iguales. Si hay lugar adelante, Bob se va a sentar al lado del chofer”.
A Sevana, la cantante y actriz jamaiquina que hace de Judy Mowatt (integrante del trío I Threes), le indicaban por momentos que no estaba sonando como Mowatt. Lynch dice que todos tomaron bien este tipo de cosas. “Personalmente, acepté sus indicaciones porque pensaba: ‘Si estos fueran mis padres y dos extraños vinieran a tratar de emularlos, querría vigilar todo lo que hace, para cuidarlos’. Yo no tengo una familia legendaria. Ellos sí”.
Para acercarse un poco más a Bob, Ben-Adir debió llevar una sutil prótesis en la nariz. Según Ziggy, su madre no se integró al proyecto, pero aportó ocasionalmente algunas observaciones. “Podía decir ‘Oh, no se parece a Bob’ –dice Ziggy con una risa–. Se quejaba un poco de eso en una escena. Conoce a Bob, claro. Pero confía en mí”.
Lynch tuvo sus propias dudas respecto del proyecto. “Como era la esposa y era madre, está el peligro de reducir a Mrs. Marley a sólo esos roles en su vida”, dice Lynch, que es británica de ascendencia jamaiquina. “Pero ella era mucho más, y representaba tanto más para Bob. Estaba decidida a que fuera lo que debía ser en la película”.
Ese cuidado se evidenció en una de las escenas más dramáticas del film: una discusión entre Marley y Rita en la que ella expresa su frustración al ver que la fama se le iba a su cabeza cubierta de dreadlocks. “Se trabajó meses y meses”, dice Ben-Adir sobre ese pasaje, que dura apenas minutos. “Esa escena se reescribió y reescribió”, explica. “Fue una discusión profunda entre Lashana, Ziggy, la familia y yo. Hay diálogos ahí que son tan profundamente personales para la familia. Fue toda una decisión, para ellos, hasta dónde querían mostrar”. Green amplía: “Yo también sería muy celoso si se hiciera una película sobre mi papá. Pero el cuidado de Ziggy pasaba por contar la verdad. Rita se enojaba y le daba una cachetada a Bob. Para nosotros estaba bueno poder ver eso. Y no es que Ziggy mos dijera: ‘Mejor hagamos como que eso nunca ocurrió’”.
De esa parte y del resto de la película, Ziggy Marley dice estar en paz. “Tenés que contar la verdad en estos tiempos complicados”. Las lecciones aprendidas se hicieron evidentes meses más tarde, cuando el equipo se reencontró en Londres para regrabar algunas escenas y Marley lo vio a Ben-Adir trepar las escaleras del subte de a dos escalones. “Se acordó, dos años después, de lo que dijimos. Lo que está muy bien”, dice con aprobación.