Los viernes son la cita perfecta para que los participantes de Gran Hermano desplieguen sus emociones, y esta vez, la fiesta urbana desató la locura. Desde una intensa batalla de gallos hasta apasionados besos, la noche no tuvo límites.

La líder de la semana, Agostina Spinelli, sacó un sobre con un desafío que prometía “mucho flow”. La propuesta era una batalla de gallos donde cada participante de Gran Hermano debía improvisar rimas frente a todos. Como recompensa, se ofrecía una ronda de tragos para el disfrute de todos.

La producción se encargó de ambientar el lugar acorde a la ocasión, proporcionando outfits específicos y micrófonos en la pista. Con una base sonando, los jugadores de Gran Hermano soltaron sus rimas, revelando lo que pensaban de manera directa y, en algunos casos, desatando risas y bromas.

Pero la fiesta no se detuvo ahí. Con el paso de las horas, el ambiente se volvió romántico. Joel y Furia protagonizaron el momento más esperado al besarse en vivo frente a todos. El gesto desencadenó una reacción en cadena, con otros participantes dejándose llevar por la pasión.

Joel no solo compartió besos con Furia, sino que Emmanuel también aprovechó la ocasión para sellar un beso con Joel, sin importarle las consecuencias afuera, donde lo espera su esposo. Bautista y Denisse también liberaron su amor.

En medio de esta vorágine de emociones, Lucía y Nicolás también acapararon la atención. Aunque Lucía tiene una relación de tres años con otra chica, las imágenes generaron revuelo, aunque no queda claro si el beso fue real o simplemente una muestra de cariño cercano.

La gala de eliminación se acerca, y con un cambio de reglas inesperado, los participantes se enfrentan a una votación positiva del público. Las tensiones están al límite, y con nombres en la placa final, la incertidumbre sobre quién continuará en la casa crece.