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Entrevistas | 24 jun 2023

TUS RADIOS

“Trabajo para lograr que el jugador que va, la pase lo mejor posible”

Obligado a dejar la práctica por un grave accidente siguió en el mundo del fútbol como organizador de torneos amateurs. El desafío ya lleva 30 años, moviendo en su predio cientos de jugadores cada fin de semana. Un apasionado del fútbol que recibió en sus canchas a Roberto Trotta y al “Turu” Flores y entre sus amistades cuenta al ruso Ricardo Zielinski.


Charlando del fútbol en Necochea podemos discutir muchas cosas pero seguro coincidiremos en que no hay futbolista que se precie que no haya jugado al menos una vez en las canchas del Complejo de Jorge Poulsen. El ignaro podría pensar que llevan ese nombre en honor a un histórico jugador local de otra época, pero no. Jorge Poulsen es un apasionado del fútbol que obligado a dejar la práctica por un grave accidente siguió en el mundo de la pelota como organizador de torneos amateurs. El desafío ya lleva 30 años, moviendo en su predio cientos de jugadores que cada fin de semana van para despuntar el vicio del “picadito”. Su complejo rompió las fronteras del distrito, siendo reconocido a nivel nacional, con la visita de equipos profesionales de AFA y una hospitalidad que elogiaron desde Roberto Trotta, Ricardo Zielinski y hasta el “Turu” José Flores.  

“Traté de brindarle al jugador lo que me hubiese gustado tener a mí como jugador. Por sobre todas las cosas, respeto y que fuera un lugar de encuentro y diversión. Durante la semana trabajo para lograr que el jugador que va la pase lo mejor posible”. Así define su trabajo Poulsen y de alguna manera también la base de su éxito. No es el único torneo de fútbol amateur de la ciudad, pero goza de un prestigio ganado con los años.

Jugador frustrado
“El fútbol siempre fue algo que me apasionó”, suelta para entender por qué se embarcó en este camino. Desde que jugaba encuentros intercolegiales con 12 o 13 años empujado por su abuelo, o cuando reunido frente a sus hermanas simulaba relatar partidos del Racing Club de Avellaneda, el club de sus amores. Pero esta profesión de organizador derivada del fútbol no estaba en sus planes. “Soy apicultor, trabaje 20 años en la Apícola Brüel, he hecho de todo en la vida, de mozo, vendedor de diarios, de todo un poco. Me gustó siempre ganarme el mango trabajando”. 
Se retiró joven de las canchas por un grave accidente de tránsito en el mismísimo Puente Colgante que lo dejó postrado mucho tiempo. Pero la posibilidad de organizar torneos llegó de casualidad, allá por 1994, impulsado por un gran amigo y compañero de trabajo, Víctor Jurado. “En la avícola jugábamos al fútbol entre todos los empleados. En un momento Víctor aparece como a las 11 y pico de la noche a mi casa diciéndome que había que formar un equipo porque en Luz y Fuerza se había hecho un torneo corto y faltó un equipo a último momento. Así que de un día para otro hubo que armar un equipo y realmente estuvo muy linda la jornada. En ese momento le propuse a los dirigentes de Luz y Fuerza de por qué no armaban un torneo más largo. Y así se armó y esos fueron los comienzos. Sinceramente jamás me había hecho la idea de organizar fútbol”. En marzo de 2024 se cumplirán 30 años de aquel momento iniciático. 

El complejo
El torneo fue creciendo hasta abarcar divisiones y categorías, entre veteranos y libres. Un punto de inflexión fue poder tener una “casa propia” para los partidos. “Eso se lo agradezco a la familia Gopar, en especial a Luis Gopar”, advirtió. “Esa persona me insistía con que tenía un lugar (un terreno) como para mí. Y en ese momento, por el año 98, yo estaba haciendo los torneos en la Quinta Danesa. Y lo iba posponiendo. En los comienzos yo hacía de alcanza a pelota, de planillero, de todo un poco y no me hacía tiempo o me olvidaba (de ir a ver el lugar). Un domingo, cuando se jugaba una final a las tres de la tarde, yo estaba a las 10 de la mañana para marcar la cancha y cortar el pasto”. Ese nuevo lugar es donde hoy está emplazado el complejo, entre calles 83 y 112. “Luis me dio todas las oportunidades como para que yo lo pudiese comprar. Si bien, en principio, él arrancó alquilándomelo, pero después me dio todas las posibilidades para que me quede en el mejor lugar. Eso se concretó en el año 2000”, destacó Jorge. 

Visitantes ilustres y amigos
Si bien nuestra ciudad lleva tres años ya sin equipos de fútbol realizando trabajos de pretemporada, el complejo se transformó en un lugar recurrente para varios clubes profesionales que compiten en los torneos de AFA. Así el caso de Belgrano de Córdoba y Defensa y Justicia, los últimos años. “Creo que fue un regalo hermoso de Dios”, destaca sobre esa trascendencia del predio. “Un buen día había dos personas caminando el lugar. No los conocía. Uno era Diego Bustos, coordinador de Belgrano de Córdoba y la otra persona, un chileno que era preparador físico de Rosario Central, no recuerdo en este momento el apellido. Pero caminaron el predio, se despidieron, qué lindo, qué hermoso, no hablaron de ir, de nada de eso, y unos tres o cuatro días después fue a pedirme permiso para ir con el plantel, una media horita y se quedaron unas 6 horas… realmente de Belgrano de Córdoba tengo un recuerdo hermoso. En todo orden, una gente muy prolija. Se formó como una familia a través de los años con el Ruso (Ricardo) Zielinski, con todo el grupo en general, una persona excelente. Fueron unas cuántas temporadas. Actualmente nos solemos hablar con el Ruso. Jamás me gustó molestarlo. Viste que hay gente que de pronto llega a un equipo y está por la camiseta. Nunca le pedí ni siquiera un autógrafo”. Y también sumó más anécdotas con visitantes ilustres: “Un sábado que llovía mal y estaba todo suspendido me había enganchado con una película y en lo mejor golpean la puerta. Era el “Turu” (José) Flores que venía a conocer el lugar. Son cosas así, muy lindas”. Y siguió con más historias: “Un día vi una cara conocida, no le quería decir che, ¿quién sos?...pero cuando se estaba yendo le dije ‘te veo cara conocida’ pero no recordaba en qué equipo de veteranos había jugado. Y era Roberto Trotta”, develó con una sonrisa sobre el encuentro con el excapitán de Vélez Sarsfield. “Si mal no recuerdo había ido por Sarmiento de Junín”, apuntó.

Roberto Clérico
Pero la pasión futbolera de Jorge no es sólo mediática, con las caras reconocidas por la tele. Y una historia, que nace en su adolescencia, lo pinta de cuerpo entero, en un encuentro con el jugador local Roberto Clérico, de paso por Rivadavia e Independiente de San Cayetano en la Liga Necochea, y padre del Roberto Clérico que jugara en Mataderos y en River Plate. Cuando Jorge tenía 15 años, faltó al trabajo para ver un partido de pretemporada que River Plate jugaba en nuestra ciudad contra Rivadavia, a fines de los años 70. “Para mi ver a un equipo profesional era tocar el cielo con las manos.  Me costó el trabajo, pero fui a ver el partido. Cuando todo el mundo le pedía fotos a Alonso y otras figuras, para mí, dentro de lo que había visto, lejos, la figura había sido Roberto Clérico (padre) y fui a pedirle un autógrafo. Como perdieron, no estaban de humor, y como soy un poco cabeza dura, me paré al lado del vestuario viejo de la cancha de Rivadavia a esperar que saliera. Le insistí. ‘No lo tomes a mal, pero para mi usted fue la figura de la cancha’, le dije. Y finalmente me firmó un papelito que yo tenía. Pasaron muchos años después, muchos, veintipico. Y me lo encuentro nuevamente (a Clérico) en el Emporio de la Fruta, comprando. Yo dudaba si era o no. Cuando me dijo que si, me fui hasta el auto, agarré la billetera y le mostré que tenía aun el papel con su firma… se emocionó mucho y nos dimos un abrazo”.

"Yo hice un reglamento de acuerdo a lo que a mí me hubiese gustado tener como jugador”

 
A reglamento
La indisciplina es un inconveniente que toca todos los años la Liga Necochea de Fútbol y también cualquier otro torneo, por más amateur que sea. La violencia es un problema que arruina cualquier tarde. Y cuando las reglas o las sanciones no están demasiado claras, suele ser peor. Si bien los torneos de Poulsen no han salido airosos de hechos de violencia, la organización ha logrado imponer un respeto para que muchas situaciones no se vayan de las manos y con ello también alcanzar el éxito y el respeto que hoy tiene, convocando a tantos jugadores. “Si me preguntás hoy cómo es el reglamento FIFA, de AFA o de la Liga Necochea de Fútbol, no te lo sabría decir. Yo hice un reglamento de acuerdo a lo que a mí me hubiese gustado tener como jugador”, aclaró. “Yo tengo el recuerdo de Nito Cruz, un ejemplo en Necochea. Tuve la suerte de dialogar con él antes de su partida. Me tomé el trabajo de rescatar los arcos que él tenía y hoy tengo el honor de tenerlos en una de mis canchas”, recordó e insistió con ese mensaje en la disciplina: “No hay que hacer diferencia con nadie, ni con un familiar, ni con el más nuevo que entre en el torneo. Simplemente, hacer cumplir la parte de disciplina. Ponerle el respeto en todo sentido, tanto de los jugadores como de los árbitros también. El jugador está esperando toda una semana para jugar una hora y la idea es que esa hora la pueda pasar bien. Hoy hay muchos torneos y creo que están poniendo disciplina también, creo que es lo más difícil y complejo. Un gran porcentaje en el tema de la conducta lo tenés en la parte arbitral, que es donde uno más tiene que apuntar.  Y el árbitro no es una máquina, tiene errores como cualquier persona. Es un trabajo ingrato”. 
En la búsqueda de evitar la violencia, apeló a la tolerancia de todos: “Siempre los árbitros se van a ir con críticas de la gente o algún jugador. Pasó siempre. Uno trata de que pase lo menos posible. Lo mejor es poder tener a la familia en la cancha, que puedas ir con tu hijo, hija, la esposa. Pienso que el jugador que dejó de jugar en la Liga, disfrute. Intento que todos la pasen bien”.

"Siento que los reencontré, reencontré a aquella gente que quedó afuera de las canchas de fútbol de la Liga"

Proyectos e historias
A la hora de mirar hacia adelante, abrazó al fútbol como toda su vida. “Yo no tuve la posibilidad de elegir, de decir voy a estudiar, por temas económicos, no tuve esa posibilidad. A veces, pienso me hubiese gustado. De todos modos, la paso muy bien dentro del fútbol, indirectamente estoy en lo que me gusta”. Y respecto del complejo, compartió que “me estarían haciendo falta dos buenos vestuarios”, además de “más juegos para los chicos. Pero me ha quedado un poquito chico el lugar. Uno trata de que la pasen lo mejor posible. A veces cuando estoy solo en el lugar me digo que arranqué de la nada, con mucho sacrificio. Y digo ‘Dios, sin vos no hubiese podido". 
“Hoy tengo la posibilidad de disfrutar de que jueguen padre e hijo, tanto al padre que en su momento era joven, sigue jugando en veteranos y el hijo a su vez en el (futbol) libre. Eso se disfruta y mucho. Disfruto los torneos de veteranos, escucharlos hablar mientras vas caminando alrededor de la cancha, diciendo “uh, te acordás del partido tal, del vestuario en San Cayetano o Lobería”, esas historias que tienen latentes. Siento que los reencontré, reencontré a aquella gente que quedó afuera de las canchas de fútbol de la Liga”.

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