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Entrevistas | 4 jun 2022

TUS RADIOS

“El día que se te terminan los sueños, se te terminó la carrera”

Apostando por los sonidos del poco difundido rock progresivo, el pianista Sergio Alvarez llegó desde Necochea a todo el mundo con su música


Un día estás junto a tu papá, aprendiendo a tocar el piano, entre instrumentos y partituras. Y otro día la vida te encuentra compartiendo escenario con Rick Wakeman, uno de los más grandes tecladistas del rock de todos los tiempos. El puente en común es la música y el protagonista es Sergio Alvarez, que desde Necochea se animó a buscar otros horizontes sin renunciar a su pasión. “El día que se te terminan los sueños, se te terminó la carrera”, resumió en una frase su búsqueda como pianista, compositor y, en definitiva, como artista.
Y cómo no apostar a los sueños cuando, de la mano del poco difundido rock progresivo o sinfónico, te permiten llegar con tu música a todo el mundo. Hoy, a los 55 años, Sergio Alvarez cuenta con tres discos editados, está a punto de lanzar un nuevo trabajo y no deja se sumar proyectos para seguir en el escenario.  

Despertemos Ya 
Toca el piano desde que tiene “uso de razón”, entre cinco hermanos, todos músicos, que no escaparon al mandato familiar, con un padre bandoneonista, director de orquesta de tango y, por si fuera poco, dueño de una casa de instrumentos musicales durante muchos años. “El arte se hereda también, nos criamos entre instrumentos y música” compartió, aunque a diferencia de sus hermanos mayores se alejó del tango para vincularse con el rock, armando su primer proyecto con la banda In Extremis junto a Fernando Limbatto -en guitarra y voz- y José Tadeo -en batería-. 
Entre colaboraciones y proyectos solistas, se animó a escribir su propia música, bajo la influencia de bandas como Yes, Génesis o Emerson, Lake & Palmer: “Me orienté hacia lo que más quería hacer, que es el rock sinfónico. Es más música para escuchar que cantar, siempre tuve esa influencia, por afinidad con los grandes tecladistas”.  

Saliendo del territorio urbano
Y fue gracias a una de sus obras, “Pasaje a la revelación”, en 1999, que logró el inesperado salto. “Con In Extremis hicimos un disco e incluso tengo un disco de baladas… pero con la música más selectiva, menos popular, más compleja, es con la que hice el despegue. Cuando siempre te dicen que es al revés, ‘tenés que hacer música popular, sencilla…”, reconoció. 
“Pasaje a la Revelación' llegó a un núcleo de un rock progresivo muy importante. Me lo publicaron en la Revista Mellotrón y estalló. La revista, que sigue siendo la más representativa en el país del rock netamente progresivo, venía con un CD sampler y lo publicaron…hasta yo me sorprendí, fue una cosa impresionante. Salió disco del año dentro del género progresivo en la Argentina. Ese fue el disparador. A partir de allí me llamaron productores y distribuidores del género. El disco lo edité en 1999 y tuve distribución internacional, en Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y Japón”.

Sueño de un explorador
“Siempre dije, esto me apasiona, escuchaba a Yes, a Génesis…era lo que yo soñaba. Siempre tenés que soñar para ser artista. Los artistas tenemos que ser soñadores, es una gran cualidad de los artistas. Algunos sueños se cumplen y otros tal vez no, pero comenzamos por ahí. Estás 10 o 15 años remando y por ahí te vio alguien y ¡pum!”, sintetizó sobre ese disco que le abrió el camino, aunque aclaró con modestia que “siempre dentro de un público selectivo y minoritario, pero es un género que tiene sus fanáticos”. 
Ese fanatismo lo sorprendería de alguna manera en vivo en 2006 cuando tuvo la oportunidad de participar del Baja Prog, uno de los festivales de rock progresivo más importantes del mundo que reúne a 20 bandas de los cinco continentes durante cuatro días de shows consecutivos en México. Allí fue especialmente invitado, junto al baterista necochense Rubén Nebot. “Hicimos un show bárbaro. Fui el único artista argentino. Si bien tenía mi día asignado, sonamos increíble y nos invitaron a abrir la jornada al día siguiente. Nadie repetía. Terminamos siendo el único artista en la historia del Baja Prog en tocar dos veces”, resaltó entre anécdotas sobre cómo se agotaban sus discos en las tiendas que acompañan el festival, entre miles de fanáticos del rock progresivo.


“Cuando Wakeman vino a la Argentina, me pidió a mi”

Más allá de lo visible
Donde quizás nunca pensó que llegaría con su música es a estar junto a uno de los más grandes tecladistas del mundo. Literalmente no se lo creyó, porque hasta desconfió de la llamada que lo estaba invitado a ser telonero del show de Rick Wakeman en la Argentina, el 13 de septiembre de 2000, en el Teatro Gran Rex.  “Cuando me llamaron a casa pensé que era una broma y me hice el difícil, que me tenía que fijar si tenía esa fecha disponible...”, contó entre risas.  “Yo lo escuchaba en discos de vinilo…y te encontrás compartiendo el escenario, fue memorable”
“Cuando Wakeman vino a la Argentina, me pidió a mí. Es un honor, un sueño”, aseveró con satisfacción sobre tu ídolo. “Mi música no es idéntica a la de Wakeman, pero hay una reminiscencia, una paridad. De hecho, hice un show que muchos pensaron que yo venía con ellos; cuando les dije que era de Necochea se les salían los ojos. Estuve mucho charlando con él (por Wakeman), en conferencia de prensa juntos, señores con todas las letras, un ejemplo los británicos”, valoró sobre el trato que recibió aquella noche.
 
Reflejos de otras tierras
Tras aquel primer disco de 1999, sus siguientes trabajos discográficos, “Escenas de Ficción” (2000) y “Naturalezas Disonantes” (2006), recibieron incluso críticas internacionales, como en la prestigiosa revista estadounidense ArtProgZine.  Hoy volviendo a la composición, se encuentra trabajando en un nuevo trabajo, “La Luz detrás de la Tormenta”.
Además de numerosas colaboraciones y proyectos musicales estos años, en los escenarios, se dio el gusto de reflejar otra de sus pasiones: la música del cine. “Otra locura y una asignatura pendiente que tenía desde hace años”. Desde 2015, presenta el espectáculo denominado “Bandas sonoras del Cine de Hollywood”. Lo curioso -y a la vez la clave del espectáculo- es que no hay orquesta. Está solo en escena. Él junto a diez teclados especialmente automatizados para tener los instrumentos programados de orquestas completas, música de clásicos desde “Volver al Futuro”, a “Superman” e “Indiana Jones”. “Estuve un año trabajando en el show. Un desafío que me encantó y me dio sus frutos. Anduve por todo el país y me voy a Europa este año. Tenía una gira programada que se cayó por la pandemia”, agregó.

“Hice lo que quise y tuve resultados hermosos”

Semblanza del mañana
Entre esos proyectos, compartió su expectativa de concretar pronto un trabajo en conjunto con Steve Rothery, de la banda Marillion, con quién trazó amistad durante el Baja Prog. “A los meses se contactó con ganas de hacer un disco conmigo. Armé un par de bosquejos de obras y se las mandé a Londres. Le encantaron, pero él tiene su banda y su proyecto solista”, se lamentó a la espera de que aparezca espacio en la agenda. Igualmente insistió en seguir detrás de aquello que puede parecer un sueño para muchos. Algo que por cierto de dio muy buenos resultados. “En el mundo hay público para todo. Hice lo que quise y tuve resultados hermosos. El camino es más largo o más corto. Hay que tener convicción por lo que hacés, hacerlo lo más profesional posible. Siempre vas a encontrar a alguien. Nunca sabés quién tenés adelante en el público. Me pasó dos veces que cuando terminé de actuar me esperaban con propuestas, así me salió una gira. La música, como el arte, quien lo ama es irrenunciable, nunca se puede dejar. Acá hay que pelearla -expresó sobre nuestro país-, quizás en otro lado se pueden dedicar. Que pelen por su sueño. Por algo los argentinos cuando vamos afuera hacemos desastre, porque estamos acostumbrados a pelearla”.

Escuchá la entrevista completa:
 

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