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miércoles 16 de julio de 2025 - Edición Nº2414

Entrevistas | 21 may 2022

TUS RADIOS

“Si no ponemos energía, es imposible recuperarse de una dolencia”

El pediatra Nicolás Molina, apasionado desde chico por el “arte de la medicina”, reconoció el valor de la mente y el alma para el bienestar del cuerpo. Su mirada sobre la Salud en Necochea y la importancia de la relación con el paciente.


La Organización Mundial de la Salud describe la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. En sus propias palabras, para el pediatra Nicolás Molina Favero, la medicina es un “arte”, que comienza en la fría letra de un libro pero que cambia con la práctica de paciente en paciente. La salud “es poder estar para cuando el otro lo necesite. Es una frase que desnuda cualquier libro. Es construir el conocimiento en el vivo, en el contacto con la gente”, advirtió.

“Somos entes desde la medicina tradicional, la visión es biologista, pero somos mente cuero y alma y si no ponemos energía es imposible recuperarse de una dolencia, de ninguna dolencia”, remarcó Nicolás, quién profesionalmente no escapó de la “herencia” de su padre, el también pediatra Daniel Molina –exintendente de Necochea-. Sin embargo, para él fue una clara elección de vida desde un principio, sin influencias: “Siempre dije que iba a ser pediatra, no dije que iba a ser médico, dije que iba a ser pediatra, desde que tengo memoria. Somos cinco hermanos y los demás eligieron carreras absolutamente lejanas a la medicina”.  

Justamente esa energía que pide a sus pacientes es la que lo alimenta: “Tengo un ida y vuelta con los chicos que disfruto mucho. Tengo esta ventaja, esa suerte. Voy al consultorio agotado por lo que sea y salgo con otra energía”. Y amplió sobre su vocación que “en la carrera, mientras iba estudiando, me pasó de ver la energía que tiene los chicos para recuperarse. A diferencia de muchos adultos, los chicos siempre quieren curarse y estar mejor. Y esa energía es contagiosa”, afirmó más allá del “cliché”.

“Siempre dije que iba a ser pediatra, no dije que iba a ser médico, dije que iba a ser pediatra"

Medicina no tradicional

Profundizando sobre las medicinas alternativas, entendió que hay un cambio desde la medicina tradicional, la que practicamos en occidente, hacia lo no tradicional. “Estamos influenciados por la medicina hindú, la Ayurveda, que habla de mente, cuerpo y alma como un ente indisoluble. Es la que más me atrae y la que más acepta la medicina occidental porque muchas veces con nuestras herramientas no logramos sanar. En la apertura está la solución. Cualquiera que me conoce en el consultorio, sabe que suelo utilizar malva, miel, orégano para tratar alguna dolencia, son naturales y no hay una multinacional atrás, por qué no decirlo”.

Pública o privada

En octubre del año pasado, Molina tuvo el honor de ser orador en una conferencia en un Congreso de Pediatría que se realizó en San Francisco, California en Estados Unidos, un país con un sistema de Salud muy distinto al nuestro, principalmente por no ser gratuito para los ciudadanos. Al respecto comentó que “soy un defensor de la medicina pública y aclaro que no es gratuita. La estamos pagando con nuestros impuestos y es muy cara. Lamentablemente estamos bajando los costos en el recurso humano y no es una solución, por eso tenemos cada vez menos médicos. Es una realidad, no una queja”. Y amplió su opinión con un ejemplo que le toca de cerca “con una mamá y una pequeña paciente que afrontan un tratamiento por una patología oncológica severa y tiene sus traslados a Buenos Aires, quimioterapia y prótesis cubiertas, sin recursos económicos propios y eso, en otros lugares del mundo donde me ha tocado estar, no es posible. En Estados Unidos esta niña no tendría ninguna posibilidad”.  

 

“Aprender” a dar malas noticias

Otro gaje del oficio que los médicos no encuentran en los libros es dar malas noticias. Molina reconoce que “se está trabajando mucho en eso. La carrera que me tocó hace bastante en La Plata no nos marcaba ninguna enseñanza en ese sentido. Hoy soy docente de la Escuela Superior de Medicina en Mar del Plata y se trabaja mucho en la comunicación con el paciente. Dar malas noticias es muy difícil. Yo lo hablo con los chicos directamente. Eso a algunas familias no les convence demasiado, pero mi atención es a los chicos, me comunico primero con ellos, es información propia, es su cuerpo, su salud…obviamente la consulta es conjunto muchas veces acompañados por la familia. Es complejo. Es la capacidad de ponerte en quien va a recibir la piña y cómo te gustaría recibirla. Hay personas que permiten un contacto más íntimo, un abrazo…volviendo a las energías, es una conexión que lo hace un poco más liviano. Es un arte, cada caso y cómo lo va recibiendo la otra persona”.

 

“Enseñar” en la residencia

En ese camino se enseñanza, también Molina es instructor de residentes en el Hospital municipal Dr. Emilio Ferreyra, donde hace 12 años desarrolla su profesión. Nuestra ciudad cuenta actualmente con  residencia de pediatría, cirugía y terapia intensiva y aspira a sumar pronto la residencia de medicina general, la más importante. Es para muchos una llave para que luego ese médico egresado termine eligiendo Necochea para ejercer su profesión. La mayoría de los egresados aspiran a trabajar en los grandes hospitales de Buenos Aires, con los mejores recursos y desafíos, aunque Molina compartió su mirada afirmando que “un amigo médico me dijo alguna vez que el mayor nivel de complejidad está en el vínculo humano y no en la aparatología. El aprendizaje está en la comunicación, en aprender de la vivencia de nuestros pacientes. Y como ejemplo, el más grande de todos, el más pensante, René Favaloro, estuvo 12 años en un pueblo en La Pampa donde sumó todas las herramientas que le permitieron ser quien fue. Uno no debe ni compararse ni nada, pero hay que admirar a quienes siguieron un camino semejante”.

En ese sentido, profundizó apuntando que “soy un defensor de la atención primaria, donde uno pone el conocimiento frio del libro y lo hace crecer con la gente. Por eso soy un promotor de la residencias locales”.

"El mayor nivel de complejidad está en el vínculo humano y no en la aparatología" 

Conocernos más

Además de continuar y profundizar en la docencia, apuntó el deseo de seguir conociéndonos como personas para su futuro profesional, en un mundo que hoy tiene el contacto entre médico y paciente al alcance de un mensaje de Whatsapp o un app de salud. “La tecnología es veloz pero tiene sus limitaciones. Uno está en contacto 24 horas, 7 días a la semana, pero la urgencia no se resuelve de esta forma. Uno detecta qué cosas requieren de una visita, de una consulta, muchas se pueden responder, pero en la urgencia hay que verse”.

Puesto en el compromiso de elegir otra rama de la medicina que le hubiese gustado explorar no dudó: “La neurología. Es súper atrapante. Los caminos de la mente, las formas, las deviaciones de ese camino aparentemente natural. Mucho de la medicina se desarrolló a partir de la neurología, la psiquiatría y la psicología”. Y amplió: “Como sueño, sueño con conocernos más, con saber localmente de qué hablamos cuando hablamos. Porque sabemos cómo las cosas suceden en general y las adecuamos a nuestro espacio. Con la investigación te encontrás con la realidad, con los datos, para plantarte frente a los políticos, para decirles con los números, éste es el camino. Quizás es un laburo menor reconocido pero es lo que más me atrae”.

Escuchá la entrevista completa:

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