

Para comprender y contextualizar un hecho histórico advierten que es necesario el paso del tiempo. A cinco años de la pandemia y del inicio del confinamiento en nuestro país, nos animamos a una mirada retrospectiva, sin perder de vista el hoy. Cómo nos cambió la vida entre barbijos, contactos estrechos, clases por zoom y conciertos virtuales.
Este 20 de marzo se cumplen cinco años del inicio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) decretado por el entonces presidente Alberto Fernández. A partir de las noticias que llegaban desde hacía días desde Asia y Europa, el miedo ya estaba en las calles. Y sólo unos seis días más tarde, el 26 de marzo, se confirmaron los dos primeros casos positivos en Necochea. Una pareja que había viajado a Tierra del Fuego.
Sería sólo el comienzo. Largas colas para los testeos, casi 29.000 casos registrados en Necochea, positivos, negativos, asintomáticos, contactos estrechos… internaciones, aislamiento y tristemente más de 260 personas fallecidas por covid en el distrito.
Nos cambió la vida. Pasaron cosas que con el tiempo dejamos atrás. Nos salíamos sin barbijo y los comercios cambiaron sus horarios para evitar la circulación de gente. Saludos con el codo y estornudos incómodos. Cerramos nuestras puertas a familiares y extraños por temor al contagio, lavamos la fruta o nuestro calzado con lavandina. Necesitamos permisos para circular por la calle y los comercios abiertos eran sólo los “esenciales”. Había retenes en los ingresos a la ciudad, para evitar contagios. Aplaudíamos a los médicos y enfermeros por su arriesgada labor.
Y también llegaron cosas para quedarse. Lo más importante, sin dudas, una vacuna que salvó innumerables vidas. Las clases y reuniones por videocámara o “Zoom”, pasando por los recitales virtuales hasta el trabajo remoto, el comercio y la boleta electrónica, menos dinero físico y más pagos virtuales.
Y en el ‘mientras tanto’, transitamos el estrés y trauma que se extendió alrededor del mundo y que mantenía bajo algún tipo de cuarentena a 2.600 millones de personas a nivel global. Una situación que nos hizo revalorizar la salud mental, el disfrutar del deporte y el aire libre, y el contacto seguro con los demás.
En K2 Radio, el psicólogo Alejandro Gatti, compartió su análisis sobre el impacto de la pandemia y el aislamiento que aún se siente en las personas, expresando que “atravesó a todas las generaciones, en un sentido de alarma, en modo de supervivencia. Además de las psicosis o paranoia que se generaba desde lo global. Tensión extrema que modifica o innive la posibilidad de discernir o tomar decisiones. Ahora la referencia es antes y después de la pandemia, como lo era antes o después de Cristo. Una percepción que esos años están en negro”
Gatti es fundador y director de AKADEMIA SERBIOCONCIENTE, centro de estudios y Formaciones, y también de ASOCIACIÓN CIVIL CREA CONCIENCIA, centro de Terapias y medicinas para la conciencia.
“Los efectos del miedo alteran todo. Y también nos dejó enseñanzas de cómo podemos perder el control de la realidad, cuando colectivamente se toma una información. Y aparece la resiliencia, la capacidad que tiene el ser humano para evolucionar”, agregó.
Y sobre las secuelas, a 5 años, entendió que “Desde el punto de vista psicológico nos mostró nuestros puntos fuertes y débiles. Muchas personas necesitaron ayuda para poder salir del miedo. Conozco pacientes con hipocondría y miedo a las enfermedades. O las personas que sufrieron el duelo y no pudieron con la culpa de no haber podido hacer nada, en un tono de injusticia, no poder acompañarlo”.
Entre lo positivo, entendió que socialmente “revalorizamos el contacto físico, los vínculos. Reforzamos la idea que somos mejores en grupo que aislados”, además de los avances tecnológicos y en particular de la comunicación.