

Una década y media tuvieron que esperar los fans de Los Piojos para revivir el ritual, con un show que comenzó, pasadas las 21.50, a desandar los clásicos de la banda, durante más de dos horas y media. “Te diría”, “Desde lejos no se ve” y “Babilonia” fueron las que abrieron el juego a la fiesta. Y hubo otra veintena por delante, que sonó hasta pasada la medianoche. Fue el primero de la saga de siete recitales ya agotados que la banda planeó en el Estadio Único de La Plata, a 15 años de haberse separado.
“Buenas noches, esto está sucediendo”, fueron las primeras palabras de Ciro, que preludiaron “Ay ay ay”. “Sí 20 años no es nada, 15 es menos”, dijo más tarde, solo para llenar algún breve silencio. Las pausas y el cambio de paso en el recital recién llegarían después de canciones con otro aliento, como “Tan solo”, pero no por mucho tiempo ya que en seguida el estadio volvía a estallar con temas eternos, como el que le dedicaron hace un par de décadas a Diego Maradona. Emotividad efusiva, como la de “Maradó”; emotividad de nostalgia, con esa “Sudestada” que será siempre dedicada a Gustavo “Tavo” Kupinski, guitarrista de la banda, fallecido en enero de 2011. Y también esa emotividad que es una especie de embriaguez, y que suena en melodías como la de “Bicho de ciudad”.
Momentos y sentimientos, abrigados por una producción visual que se basó en un diseño sobrio, sobre pantallas centrales y, en las verticales laterales, un recorrido por los primeros planos de los músicos. La nueva integrante, Luli Bass, que debutó con la banda en este primer show, tuvo gran protagonismo en los leds. Cada uno de los músicos estuvo lookeado en su propio registro, con outfits muy personalizados. Ciro, para el comienzo, llevó una chaqueta con el 87 grabado en la espalda, número quinielero que siempre identificó a la banda.
Y lo importante, que, en estos tiempos visuales suele quedar para un segundo plano: habrá que decir que la banda sonó para la apertura de esta nueva etapa sin las oxidaciones que le podrían haber provocado los 15 años de inactividad. Certera, tanto en la crudeza de los riff de las guitarras (“Llevatelo”, “Motumbo”) y la armónica del frontman, como en la base rítmica de Sebastián “Roger” Cardero y la sutileza y el groove, tan bien garantizado en la maestría y la musicalidad de Daniel Buira.
El tramo final apuró el paso con más títulos que hoy son parte de ese gran álbum hitero: “Ruleta”, “Vine hasta aquí”, “Pacífico” (que cerró el segmento central, antes de dos largas tandas de bises), “Verano del 92″ (con su percusión chilinga, pero con hijos y sobrinos de los músicos, como verdaderos protagonistas) y pasada la medianoche, “Como Alí” y “El farolito”.
Quince (años) fue un buen número para marcar el regreso. Solo hacía falta que se alinearan algunos planetas y que luego saltara algún chispazo, algún cortocircuito, para alimentar el cotilleo en la trastienda del rock. Si se puede fijar un mojón que acredite el punto de partida para que la maquinaria se pusiera en marcha, ese será el recital que Ciro dio con su banda Los Persas en el estadio de Vélez, el 9 de septiembre de 2023.
Allí tuvo a Pity Fernández como invitado. Juntos interpretaron “Bicho de ciudad” y “Pacífico” y renovaron las esperanzas de la vuelta de Los Piojos, tanto propias como las del público. Meses después, Micky Rodríguez, bajista fundador, decidió no ser parte del regreso, y su lugar fue ocupado por Luciana Valdés (Luli Bass), convocada especialmente para estas actuaciones.
“¡15 años después volvemos a encontrarnos! Sabemos que desde el primer momento muchas almas esperaron volver a congregarse en un Ritual Piojoso más. Compartir con sus hijos que nunca lo vivieron, aquello que llevan tatuado. También están los que, por edad o el destino, nunca pudieron vivirlo. Ahora y por unos meses podremos disfrutarlo. Es tremenda la respuesta que tuvo nuestro llamado. Estamos sorprendidos y movilizados. Para nosotros también será una experiencia única. Volveremos a compartir un escenario Ciro, Piti, Dani, Roger, Chucky y el Chango. Más Juan Abalos, quien se probó en 2008 y no quedó por un tema de agenda. Tavo (Kupinski, fallecido en enero de 2011) estará presente, no solo en la música y nuestros corazones, sino en el acompañamiento de su hija Lara”, escribieron en sus redes, y se desafiaron a cumplir con la promesa. En eso están.
Quedan por delante seis funciones en La Plata, con entradas que van de los 50.000 a 90.000 pesos, un show en el Cosquín Rock de Córdoba y una actuación en el festival Quilmes Rock, el 13 de abril del año próximo, en Tecnópolis.