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miércoles 06 de diciembre de 2023 - Edición Nº1826

Música | 3 nov 2023

ESTACION K2

Skay lanza su nuevo disco «Espejismos»

En su octavo disco como solista, aporta canciones en clave literaria y reflexiones sobre la vida cotidiana en el siglo XXI con guiños al sonido de los Redondos en los 80


En el vigésimo primer aniversario de la carrera en solitario de Skay Beilinson, su nuevo álbum como guitarrista y cantante llega a las tiendas. «Espejismos«, evoca inmediatamente la balada «Espejismo» de «Lobo Suelto/Cordero Atado» (1993), con su memorable frase: «lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir».

Las primeras palabras de Skay en el disco son: «La vida se teje en un telar, los hilos de la trama no se ven». La canción se titula «La trama secreta» y en su complejidad melódica parece condensar en menos de cuatro minutos la trayectoria musical del artista.

«Carrousel» narra la historia de un habitante del conurbano que viaja por el mundo y, en un giro circular, regresa a los suburbios. Deja unas líneas de existencialismo sentimental.

El sonido contundente de Los Fakires, la banda de Leandro Sánchez (batería), Claudio Quartero (bajo) y Joaquín Rosson (segunda guitarra), proporciona un sólido andamiaje para que Skay despliegue solos épicos y memorables como los de «Palomas y escaleras» o «¡Corre, corre, corre!», con sus característicos matices orientales y la urgencia de una huida.

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Las referencias geográficas, desde el desierto de Atacama hasta Estambul, sirven como hitos en «Inventario». Sobre una base enérgica que evoca el sonido de Los Redondos en «¡Bang! ¡Bang! Estás liquidado» (1989), Skay exhibe su espíritu viajero, nómada y trashumante.

A lo largo del álbum, Skay despliega el inconfundible sonido de su guitarra, con más solos memorables como el de «Yo soy la máquina», una crítica a la manipulación del orden mundial dominado por un sistema económico oscuro y la prepotencia de las redes sociales como narcóticos digitales.

En «Otras puertas, otros mundos», Skay hace hablar a su guitarra, con el mismo sonido que lo catapultó (a él y a Los Redondos) a las grandes ligas del rock argentino. Sin pretensiones desmedidas, sin excesos y sin solemnidad, Skay observa el mundo desde su propio Olimpo. Y desde allí continúa creando discos, esos artefactos que cuando son realizados por artistas como él, se convierten en una fuente de felicidad.

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